Detalles


Me obsesionan los pequeños detalles. Los voy rescatando casi sin querer y los acumulo en cada rincón de mi cuerpo. Esos pedazos minúsculos que araño de cada persona con la que intercambio un instante se van adheriendo a mi piel y con el tiempo pasan a formar parte de mi existencia. Me quedo con algo de ellos hasta después de que se hayan marchado. Me quedo con su manera de estornudar o con la forma en que se recogía el pelo sin utilizar gomas. Con la letra de la canción que sonaba aquella tarde de verano o con el color azul de la sombra de ojos que utilizamos. Con su caligrafía imperfecta en las pegatinas que hicimos para aquel disfraz improvisado. Su sonrisa desdentada cuando olvidaba mi nombre. Con los zapatos que se acumulaban por todos los rincones del salón, el tintineo de sus llaves cuando llegaba a casa, el calor de sus abrazos. Sus comas suspensivas, los paréntesis que subrayaban sus sonrisas, el bolígrafo que guardaba siempre tras su oreja. Las estrellas de plástico que pegó en mi techo. El peso de su cabeza sobre mis rodillas. Todo se va enraizando en mí. Y yo empiezo a estar formada de todos esos pequeños detalles, cada uno de ellos se convierte en una parte imprescindible de mí, inolvidable. Me van decostruyendo para volver a construirme con ellos.

Me quedo atrapada en los pequeños detalles. Me pesan tras cada pérdida, tras cada derrota. Es como si el cuerpo que los soportaba conmigo se marchara y dejara toda la carga únicamente sobre mis hombros. Me quedo sola, enterrada en detalles ajenos. Y la nostalgia me va hundiendo a poquitos. Me anclan a lo que fue y me hacen temer lo que será. No puedo lijar mi piel y eliminar todos esos detalles que se han tatuado sobre ella. Están mucho más adentro. Son parte de mí. O yo de ellos. No puedo simplemente avanzar y pretender que los sonidos, los olores, los instantes pierdan de golpe todo el significado adquirido. Como si borrar todos esos pequeños detalles de mi memoria y empezara de cero. No soy capaz. Me quedo atascada, en cambio. Atrapada. Atada de pies y manos. Prisionera de todos esos detalles. De todas esas pequeñas cosas que una vez importaron.


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