Números


Me resultaría muy sencillo definirme en cifras. Cuantificarme. A fin de cuentas, me delimito en centímetros. Todos los hacemos. Todos podemos ser un número. Una edad, una estatura, un peso. Todos podemos ser los centímetros que nos sobran o los que nos faltan. Podemos definirnos por esa carencia, por ese complejo. Podemos mirarnos en el espejo y ver lo que no tenemos. Lo que tenemos pero no queremos tener. Podemos construirnos a base de complejos, ubicarnos en ese punto muerto que queda entre lo que somos y lo que otros quieren que seamos. Lo que querríamos ser.

Pero yo no soy una cifra. Hace un tiempo creía que sí, que lo que importaba se medía en centímetros. Que si al rodear mi cintura con el metro salía menos de x yo sería mejor de lo que era. Que si pudiera reducir mi número de pecas, mi talla o mi altura todo sería mejor. Pero eso no es verdad. Yo seguiría siendo la misma aunque me viera distinta porque no soy un número. Nadie lo es.

Y, sin embargo, nos cuantificamos constantemente. A nosotros mismos y a quienes nos rodean. Medimos los cuerpos perfectos de las revistas en busca de un centímetro de más. De uno de menos. Como si su imperfección nos hiciera sentir mejor. Como si un error de cálculo ajeno se convirtiera en un acierto propio.

Hemos convertido a las personas en números. A sus cuerpos en objetos. Los canones de belleza penalizan la realidad. La aborrecen. Como si su objetivo fuera que a todos nos salieran mal las cuentas. Que nunca nada fuera lo suficientemente bueno o lo bastante exacto. Como si nuestras cifras siempre fueran erróneas.

Pero las personas no somos números: somos vida. Cada centímetro de más, cada estría que se suma, cada cicatriz que aparece tras un parto es vida. ¿Por qué debería una mujer sentir que su cuerpo es imperfecto sólo porque ha cambiado? ¿Por qué penalizar la vida? Cada arruga, cada cana es vida. Es el resultado de vivir. ¿Cómo podría ser incorrecto? No somos un número: somos lo que vivimos. Y lo que hemos vivido se refleja en nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo no es una cifra, es una historia. Nuestra historia. Y no deberíamos permitir que nada ni nadie cuantificara eso.






No hay comentarios: